A mom holding her child as they sit on the floor reading a book

Rabietas en niños pequeños: Diez estrategias comprobadas para mantener la calma y reducir las crisis.

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Todos los padres han pasado por eso: su hijo pequeño de repente hace un berrinche en el supermercado, se niega a escuchar, se retuerce en el suelo o sale corriendo en el peor momento posible. Los berrinches en los niños pequeños son una parte normal del desarrollo, especialmente entre los 12 y los 18 años. 1 y 3, pero eso no los hace menos agotadores para los padres.

¿La buena noticia? Las rabietas son una forma natural en que los niños pequeños expresan fuertes emociones antes de tener las palabras para comunicarlas. Si bien no siempre se pueden prevenir, existen maneras efectivas de controlarlas y reducir su frecuencia.

En esta guía, exploraremos por qué ocurren las rabietas, qué significan para el desarrollo de su hijo y estrategias comprobadas para ayudarlo a manejarlas con confianza y calma.


¿Por qué los niños pequeños tienen rabietas?

Las rabietas de los niños pequeños no son simples arrebatos casuales; ocurren porque aún están desarrollando las habilidades para comunicarse y controlar sus emociones. Cuando les cuesta expresarse o manejar la frustración, las crisis se convierten en su método de afrontamiento.

A toddler sitting on the floor on the rug surrounded by his toys

A continuación se enumeran algunos de los desencadenantes de rabietas más comunes:

  1. Habilidades lingüísticas limitadas: Los niños pequeños a menudo comprenden más de lo que pueden verbalizar, lo que les genera frustración cuando no pueden comunicar sus necesidades. Los niños, en particular, tienden a... desarrollan el habla más tarde que las niñas, haciéndolos más propensos a sufrir crisis.
  2. Grandes emociones, poco autocontrol: Los niños pequeños experimentan emociones intensamente, pero aún no han desarrollado la capacidad de calmarse cuando están enojados, tristes o abrumados.
  3. Hambre, fatiga o sobreestimulación: Un niño pequeño hambriento o cansado es mucho más propenso a tener una rabieta. Los entornos ruidosos, el exceso de actividad o los cambios repentinos de rutina también pueden saturar sus sentidos y provocar una rabieta.
  4. La necesidad de independencia: Los niños pequeños quieren hacer las cosas por sí solos a medida que crecen. Cuando no pueden (o no se les permite), la frustración puede convertirse rápidamente en una rabieta.
  5. Buscando atención y probando límites: Algunas rabietas ocurren porque los niños pequeños tienen antojo. Atención positiva o negativa. También pueden poner a prueba los límites para ver cómo responden los cuidadores a ciertos comportamientos.

Por qué es importante tu respuesta a las rabietas

A medida que mi hijo entra en la terrible etapa de los dos años, he notado un cambio: crisis repentinas por las cosas más insignificantes, como querer caminar en dirección contraria o negarse a salir de una tienda. Como estoy en casa con él todo el día, he tenido más tiempo para reflexionar sobre cómo me afectan sus emociones y cómo mi respuesta influye en su comportamiento.

Una de mis mayores lecciones es que experiencias de la infancia A menudo moldean nuestras reacciones ante las rabietas.. Si creciste en un hogar donde gritar era la norma, tu primer instinto podría ser reaccionar de la misma manera. A mí me costó, ya que de niña me gritaban a menudo y veía los mismos patrones en mi familia.

Pero reconocer estos desencadenantes ha sido un punto de inflexión. En lugar de reaccionar emocionalmente, me detengo para reflexionar sobre mí misma: ¿Estoy respondiendo a las emociones de mi hijo o estoy reaccionando desde mi pasado? Esta autoconciencia me ha ayudado a gestionar mis emociones y a enseñarle a mi hijo a expresarse de forma más sana.


Soluciones para las rabietas de los niños pequeños: 10 estrategias efectivas

1. Mantén la calma y responde con empatía:

Aunque la rabieta de tu hijo pueda resultar abrumadora, tu reacción marca la pauta. Antes de responder, tómate un momento para evaluar tus emociones. Si te sientes frustrado o a punto de reaccionar negativamente, retrocede si es necesario.

A mom sitting with her toddler on her lap at eye level comforting him

Formas de reiniciar antes de responder:

  • Respira profundamente y haz una pausa antes de hablar.
  • Pase a otra habitación por un momento si es seguro.
  • Échate agua fría en la cara para restablecer tus emociones.

Uno de los mejores consejos que recibí cuando nació mi hijo fue que su mente es una pizarra en blanco; no viene al mundo sabiendo cómo manejar las grandes emociones. Está aprendiendo, al igual que yo aprendo con él. Eso significa que es igual de crucial para mí trabajar en... mi regulación emocional como enseñarle a manejar sus sentimientos.

  • Intente decir: Veo que estás molesto. Está bien estar enojado, pero hablemos claro.
  • Evitar: Gritar o intentar “solucionar” la rabieta inmediatamente sólo empeorará la situación.

Cuando atendemos las emociones de nuestros hijos con paciencia y comprensión, les ayudamos a aprender que los sentimientos son normales y que hay maneras sanas de expresarlos. Al guiarlos, también nos convertimos en padres más conscientes.

2. Validar sus sentimientos

Aunque la rabieta de tu hijo pueda resultar abrumadora, tu reacción marca la pauta. Antes de responder, reflexiona sobre ti mismo. ¿Te sientes frustrado? ¿Abrumado? ¿A punto de perder la paciencia? Si es así, tómate un momento para recomponerte antes de reaccionar.

  • Dé un paso atrás si es necesario – Si sientes que estás a punto de romperte, ve a otra habitación (si es seguro) o échate agua fría en la cara.
  • Respira antes de hablar – Respira profundamente y conecta con la tierra antes de empezar.
  • Reformula tu mentalidad – Recuérdate: no me están haciendo pasar un mal rato; ellos están pasando un mal momento.

Uno de los mejores consejos que recibí cuando nació mi hijo fue este: su mente es una pizarra en blanco. No viene al mundo sabiendo cómo manejar las emociones; está aprendiendo, igual que yo aprendo con él. Ese recordatorio me ayuda a bajar el ritmo y guiarlo en lugar de reaccionar al momento.

  • Intente decir: Veo que estás molesto. Está bien estar enojado, pero hablemos claro.
  • Evitar: Gritar o intentar “arreglar” la rabieta inmediatamente A menudo empeora las cosas.

3. Ofrecer opciones sencillas para fomentar la independencia

A medida que tu hijo crece, ayudarlo a sentir que tiene el control puede prevenir las crisis. Querrá elegir su ropa, decidir qué comer e incluso afirmar su independencia en las rutinas diarias. Darle opciones pequeñas y estructuradas le ayuda a sentirse al mando, sin causar caos.

Illustration of a curly-haired mom and child sitting on the kitchen floor, enjoying snacks and laughing together in a sunlit, cozy kitchen.
  • Ejemplo: En lugar de decir, “¡Ponte los zapatos!” intentar, “¿Quieres tus zapatos rojos o azules?”
  • Evite: Preguntas abiertas como "¿Qué quieres ponerte?" Demasiado Muchas opciones pueden abrumarlos.

Esto también aplica a la hora de comer. Quizás quieras que obtengan nutrientes esenciales, pero podrían rechazar ciertos alimentos. A veces, la clave está en llegar a un acuerdo. A mi hijo le encanta el arroz, pero escupe el pollo. En lugar de obligarlo a comerlo, mi esposo y yo cortamos el pollo en trocitos y lo mezclamos con su arroz. ¡Un pequeño ajuste puede marcar una gran diferencia!

Al involucrar a los niños pequeños en pequeñas decisiones, se sienten más en control, lo que reduce la probabilidad de luchas de poder y crisis nerviosas.

4. Utilice la distracción y la redirección para calmar las rabietas

Los niños pequeños prosperan con la constancia y la estructura. Una rutina diaria predecible les ayuda a sentirse seguros y reduce los desencadenantes de rabietas. Las comidas, las siestas y los juegos regulares les ayudan a anticipar lo que viene después.

Sin embargo, la vida no siempre es predecible. A veces, a pesar de tus mejores esfuerzos, hay que improvisar.

Por ejemplo, hay momentos en que la mejor solución es sacarlos por completo de una situación abrumadora.. En otras ocasiones, puede que sea necesario ajustar su agenda para evitar crisis antes de que ocurran.

¿Un gran ejemplo? Horario de verano. Perder una hora de sueño puede desbaratar por completo la rutina de un niño pequeño. He aprendido que prepararse para estos cambios, como ajustar ligeramente la hora de dormir los días previos, facilita la transición para ambos.

  • Consejo: Utilice un horario visual con imágenes para ayudar a los niños pequeños a comprender sus actividades diarias.
  • Evite: Cambios repentinos sin previo aviso: ¡los cambios significativos a menudo conducen a grandes emociones!

Si bien la estructura es clave, la flexibilidad es igual de importante. Encontrar el equilibrio entre la rutina y la adaptabilidad les ayudará a usted y a su hijo a afrontar los momentos impredecibles con menos estrés.

5. Mantén una rutina predecible (¡pero prepárate para improvisar!)
Illustration of a cheerful brown-skinned toddler with curly hair sitting in a car seat, looking out the window at a city skyline

Los niños pequeños prosperan con la constancia y la estructura. Los horarios de comida, siestas y juegos predecibles les ayudan a sentirse seguros y reducen los desencadenantes de rabietas. Sin embargo, la vida no siempre es predecible, y habrá momentos en los que tengas que... improvisar y descubra cómo calmar a su hijo en el momento.

Por ejemplo, a veces la mejor solución es eliminarlos por completo de una situación abrumadora. Otras veces, puede que tengas que ajustar tu forma de abordar las transiciones. Eventos como horario de verano Puede ser particularmente complicado, sobre todo cuando perder una hora de sueño altera su rutina habitual. Prepararse con antelación para estas interrupciones puede facilitar la transición. y Tu niño pequeño.

  • Consejo: Utilice un cronograma visual con imágenes de las actividades diarias para ayudarlos a anticipar lo que sigue.
  • Evitar: Cambios repentinos en la rutina sin preparación: ¡los cambios significativos pueden generar grandes emociones!

Si bien la estructura es clave, la flexibilidad es igual de importante. Equilibrar la rutina con la adaptabilidad les ayudará a usted y a su hijo a afrontar los momentos impredecibles de la vida con menos estrés.

6. Utilice un contacto suave y consuelo físico (¡Encuentre lo que los tranquilice mejor!)

A veces, las cosas que reconfortan a tu bebé durante sus primeros meses son las mismas que lo ayudarán a calmarse durante una crisis. Encontrando tu ritmo Y reconocer lo que tranquiliza a tu pequeño puede marcar la diferencia.

Illustration of a happy mom with voluminous curly hair hugging her smiling toddler at a colorful playground during sunset.

Por ejemplo, cuando mi hijo era un bebé, mi marido y yo teníamos muchos... contacto piel con piel Para conectar con él. Ahora que es un poco mayor, abrazarlo o ponerlo sobre mi pecho a menudo lo ayuda a sentirse seguro y a calmarse más rápido cuando tiene una crisis.

  • Ejemplo: Estoy aquí para ti. ¿Quieres un abrazo?
  • Evitar: Forzar la comodidad física si te rechazan: algunos niños pequeños necesitan espacio antes de estar listos para la cercanía.

Cada niño es diferente, así que la clave está en descubrir qué funciona mejor para tu pequeño: abrazos, mecerlo, masajes suaves en la espalda o simplemente sentarte cerca de él mientras procesa sus emociones. Una vez que encuentres lo que le reconforta, mantenlo y úsalo como parte de tu rutina para tranquilizarlo.

7. Enseñe habilidades sencillas de afrontamiento (¡Reconozca las señales antes de la crisis!)

A veces, puedes sentir cómo aumenta la frustración de tu hijo antes de que sufra una crisis nerviosa. Reconocer estas señales tempranas puede ayudarte a intervenir con una estrategia tranquilizadora antes de que la situación empeore.

Por ejemplo, mi hijo es muy impaciente (¡Él es un Aries!) y tiene un temperamento fogoso por naturaleza. Puedo saber cuándo está a punto de frustrarse porque tamborilea con los dedos con impaciencia y desvía la mirada para mostrar lo que quiere o no quiere. Al observar estas señales, puedo guiarlo hacia un mecanismo de afrontamiento antes de que la frustración se convierta en una rabieta.

  • Ideas para enseñar habilidades de afrontamiento:
    • Respiración profunda – “Huele la flor, apaga la vela”.
    • Contando juntos – “Contemos hasta 5 antes de intentarlo de nuevo.”
    • Apretando un juguete de peluche – Una forma suave de liberar la frustración.
  • Evitar: Esperar que se calmen instantáneamente: ¡requiere práctica!

Ayudar a los niños pequeños a desarrollar habilidades simples técnicas de auto-calma les dará las herramientas para regular sus emociones a medida que crecen. Y cuanto más Preste atención a sus primeras señales de frustración., más fácil será Redirigirlos antes de que comience el colapso.

8. Establezca límites claros y sea constante (¡incluso cuando sea difícil!)

Siempre sé cuándo mi hijo pequeño está a punto de darme un disgusto. En un mundo ideal, podría sentarme a su lado y amamantarlo cuando quisiera, sin tener que alejarme para hacer las tareas del hogar ni descansar. ¿Pero la realidad? En cuanto necesito hacer algo, está detrás de mí, pisándome los pies, empujándome de vuelta a la habitación o corriendo hacia mí como un toro para mantenerme cerca.

Illustration of a smiling brown-skinned mom with curly hair looking lovingly at her toddler son, who is wearing a backpack and smiling back.

Todavía estoy trabajando en enseñarle a ser independiente, pero me he dado cuenta de que tener a mi esposo entreteniéndolo es fundamental. Todavía no puedo involucrarlo siempre en las tareas, pero a medida que crezca, tengo toda la intención de hacerlo.

Cómo establecer límites y ser constante:

  • Utilice reglas simples —No pegamos. Si pegas, nos tomamos un descanso para tranquilizarnos.
  • Sigue adelante cada vez – Si estableces un límite, cúmplelo.
  • Mantente firme, pero amoroso – Los límites no son castigos; ayudan a los niños a sentirse seguros.
  • Evitar: Ceder para detener una rabieta (por ejemplo, comprar un juguete porque está llorando).

Los niños pequeños ponen a prueba los límites a diario; es su forma de aprender sobre el mundo. La clave está en ser pacientes y constantes, incluso cuando se resisten (¡literalmente!).

9. Elogie el buen comportamiento (¡y su progreso!)

Es fácil centrarse en los momentos difíciles, ¡pero no olvides reconocer también los buenos! Cuando tu hijo pequeño tome una decisión positiva, como usar palabras en lugar de gritar, hazle saber que lo notaste. Los elogios refuerzan el buen comportamiento y lo animan a seguir tomando esas decisiones.

  • Ejemplo: “¡Me encanta cómo usaste tus palabras en lugar de gritar!”
  • Evitar: Sólo prestar atención cuando se portan mal: concentrarse en reforzar los comportamientos positivos.

Al mismo tiempo, no olvides reconocer tu progreso. Criar a un niño pequeño no es fácil, y cada vez que lo guías hacia un mejor comportamiento, estás haciendo un trabajo fantástico. Tómate un momento para sentirte orgulloso de lo lejos que has llegado. Tú tienes Vienen a enseñar paciencia, comunicación y regulación emocional.

Consejo: Lleva un pequeño diario o anota mentalmente tus logros, grandes y pequeños, como padre. Ver el progreso con el tiempo puede ser un gran recordatorio de que tus esfuerzos están marcando la diferencia.

10. Planifique situaciones difíciles (¡y lleve su juguete favorito!)
Illustration of an open pink diaper bag filled with baby snacks, small toys, and toddler essentials, resting on a soft blanket with a stuffed animal nearby.

A veces, ninguna preparación puede evitar una crisis, pero tener un objeto reconfortante a mano puede marcar la diferencia.

Por ejemplo, a mi hijo le encanta el ábaco, así que cualquier juguete que le permita mover las piezas de un lado a otro con un movimiento similar lo mantiene entretenido. Cuando sé que nos acercamos a una situación en la que podría inquietarse, le llevo algo familiar para ayudarlo a calmarse.

Formas de prepararse para situaciones difíciles:

  • Traiga bocadillos y un juguete favorito – Una pequeña distracción puede ayudar a prevenir la frustración.
  • Dar una advertencia de 5 minutos – Antes de salir del patio de recreo, diga: “5 minutos más y nos vamos”.
  • Planifique en función de las horas de siesta y comida – Un niño pequeño bien descansado y bien alimentado tiene menos probabilidades de tener crisis nerviosas.
  • Evitar: Sorprendiéndolos con cambios repentinos sin previo aviso.

A veces, anticipar sus necesidades y realizar pequeños ajustes puede salvar el día (o al menos hacer que las salidas sean más fáciles).


Preguntas frecuentes sobre las rabietas de los niños pequeños

¿Debo ignorar una rabieta?

Depende de la situación. Si la rabieta busca llamar la atención, ignorarla puede ayudar a evitar que se refuerce la conducta. Sin embargo, si su hijo se siente abrumado o le cuesta controlar sus emociones, lo mejor es reconocer sus sentimientos y guiarlo para que se calme.

¿Qué pasa si mi hijo pequeño tiene una rabieta en público?

Las rabietas en público pueden resultar estresantes, pero recuerda: ¡Todos los padres han pasado por eso! Intentar:
Mantén la calma y concéntrese en su hijo, no en lo que piensen los demás.
Eliminarlos de la situación si es posible.
Utilice una voz tranquila y tranquilizadora. Para validar sus emociones: «Veo que estás molesto. Respiremos hondo».
Ignorar el juicio de los demás: su prioridad es su hijo, no lo que piense la gente.

¿A qué edad paran las rabietas?

La mayoría de los niños pequeños superan las rabietas frecuentes a los 3 o 4 años, a medida que desarrollan mejores habilidades de comunicación y regulación emocional. Sin embargo, las crisis ocasionales siguen siendo habituales, incluso en niños mayores.

¿Qué pasa si mi niño pequeño golpea o muerde durante una rabieta?

Mantente firme: No está bien pegar. No dejaré que me hagas daño.
Redirigir: Fomente una expresión segura de frustración, como apretar una almohada o dar patadas en el suelo.
Sea consistente: Establezca y refuerce el mismo límite cada vez para que aprendan qué es aceptable.

¿Debo castigar a mi hijo pequeño por sus rabietas?

No. Las rabietas son una fase normal de desarrollo, no un mal comportamientoEn lugar de castigar, concéntrese en:

  • Enseñar habilidades de afrontamiento (por ejemplo, respirar profundamente, contar o usar palabras).
  • Establecer límites claros y consistentes Sin avergonzarlos.
  • Modelar un comportamiento tranquilo Así que aprenden con el ejemplo.
¿Cómo puedo prevenir las rabietas en primer lugar?

Si bien las rabietas no se pueden eliminar, sí se pueden... reducir su frecuencia por:

  • Mantener una rutina predecible—Los niños pequeños prosperan gracias a la estructura.
  • Ofreciendo opciones sencillas para darles una sensación de control.
  • Asegurarse de que duerman, coman y tengan suficiente tiempo libre. para evitar la sobreestimulación.
  • Elogiar el buen comportamiento En lugar de corregir el mal comportamiento, ¡los niños pequeños también necesitan un refuerzo positivo!

Al comprender las rabietas y acercándose a ellos con paciencia y constancia¡Puedes ayudar a tu hijo a aprender a manejar sus emociones y al mismo tiempo hacerte la vida un poco más fácil!


Reflexiones finales

Las rabietas de los niños pequeños pueden ser agotadoras, pero recuerda: son parte normal del desarrollo infantil. Tu hijo no intenta ser difícil; todavía está aprendiendo a manejar grandes emociones en un cuerpo pequeño.

Illustration of a joyful brown-skinned mom with voluminous curly hair playing and laughing with her toddler in a field of flowers on a sunny day.

En los días más difíciles, recuérdate:

  • Estás haciendo lo mejor que puedes.
  • Tu hijo no te está haciendo pasar un mal rato; está... teniendo un momento difícil
  • Cada pequeño esfuerzo que hagas se suma con el tiempo.

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Guía para las rabietas de los niños pequeños

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